HERIDAS POR ULCERACIÓN CUTÁNEA
Barcelona, Noviembre 2017| Heridas por ulceración cutánea. Caso Clínico de Laia Sanchez, auxiliar veterinaria del Hospital Veterinario del Mar.
DATOS DEL PACIENTE Y DESCRIPCIÓN DEL PROBLEMA
Tolstoi, un gato macho castrado de 6 años, acudió al Hospital Veterinari del mar en busca de una segunda opinión frente una reacción cutánea, que le había producido una herida por úlceración en el costado, generando heridas abiertas graves. (Figura 1)
Aún y presentar tejido granular, un tejido fibroso que aparece al curarse una herida, las zonas afectadas estaban inflamadas y presentaban secreción purulenta y puntos de sangrado, por lo que se propuso eliminar el tejido infectado, colocar un drenaje, y hacer biopsias y cultivo de esta zona de la piel.
EXAMEN FÍSICO Y DIAGNÓSTICO
Dada la falta de tejido sano, las heridas por ulceración de Tolstoi generaban una gran tensión cutánea, por lo que había un riesgo elevado de dehiscencia, que comprometía la evolución de la herida.
Además, el dolor que le producían las heridas por ulceración cutánea, dificultaba la manipulación del paciente durante las curas, por lo que cualquier procedimiento a realizar debía hacerse bajo sedación.
Por ello, el uso de collar isabelino era de vital importancia para evitar que Tolstoi se tocará las heridas, pudiendo complicar el proceso de curación. (Figura 2)
Lamentablemente, aún y ser conscientes de todos los riesgos y complicaciones, durante las primeras 48 horas de recuperación, Tolstoi, tratando de sacar-se la campana, se golpeó y se rascó la zona de las heridas por ulceración, abriéndose algunos de los puntos con más tensión.
Se procedió a la sedación de este para eliminar los puntos antiguos, ahora alterados, y reavivar los bordes del tejido nuevamente infectado.
Dada la tensión existente, y frente el riesgo de la recidiva, los cirujanos esta vez, decidieron realizarle un colgajo, un trasplante de un trozo de su propio tejido sano, para el cierre de la herida por ulceración.
TRATAMIENTO
Ante la gravedad de la herida, Tolstoi tuvo que quedarse ingresado para el control de esta y el dolor que le causaba, pautándose curas diarias, bajo sedación.
Incluso cubierta por el colgajo, un extremo de la herida ulcerada, empezó a necrosarse, por lo que se tuvo que añadir un tratamiento a base de antibióticos y aumentar la periodicidad de las curas. (Figura 3,4 y 5)
El tejido necrótico es una acumulación de células muertas, generalmente causado por factores externos como lo es una infección, que compromete o evita el buen proceso de cicatrización de una herida.
Este, es un problema de salud grave, que puede llegar a resultar fatal para el animal.
El tejido necrosado no se puede recuperar, por lo que el único tratamiento es extirparlo, desbridándolo.
Por ello, cada 12 horas, con la ayuda de gases húmedas y aplicando tratamiento tópico a posterior, debía retirársele a Tolstoi el nuevo tejido necrótico que iba apareciendo, hasta la aparición de un tejido de granulación sano, clave para la definitiva cicatrización de esta.
El proceso era lento y largo, siendo necesarias muchas semanas de constancia, para conseguir eliminar del todo el tejido alterado.
Tratando de reducir las sedaciones, tan pronto como Tolstoi estuvo listo para seguir el mismo procedimiento a manos de su propietaria, se le dio el alta, pautándose controles cada 48 horas, en el hospital.
EVOLUCIÓN
Durante las siguientes 4 semanas, dada la continua formación del tejido necrótico, la constante supuración de la herida por ulceración, y la tensión cutánea que implicaba los puntos de sutura, Tolstoi tuvo que ser intervenido en 4 ocasiones, para desbridar de nuevo el tejido, tratando de conseguir un tejido sano. (Figura 6)
Aumentando el control sobre esta, y frente la tensión cutánea, cada vez más complicada de resolver, se iniciaron las curas de la herida con apósitos de Linitul y miel, cubriéndose a posterior con un traje de malla para mantener protegidas al máximo las heridas.
Los apósitos de Linitul son un material estéril, impregnado de un bálsamo médico, que se utiliza como cicatrizante, estimulando el flujo de sangre y reduciendo la desecación en la zona afectada.
Asimismo, la aplicación de miel en las heridas reduce la infección, y estimula; la formación de vasos de los tejidos tratados, la granulación y la epitelización, reduciendo el edema y el exudado.
Las propiedades antisépticas y cicatrizantes de la miel aceleran por lo tanto la curación de la piel dañada, aportando a si mismo cierto poder desbridante del tejido necrosado.
En el transcurro de 48 horas, las heridas de Tolstoi, combinando el tratamiento de antibióticos hasta el momento, y las nuevas curas cutáneas, empezaron a evidenciar resultados favorables, apareciendo un buen tejido de granulación, e iniciándose la cicatrización de los bordes de esta. (Figura 7 y 8)
Fue una lucha dura de más de 3 meses, para conseguir el cierre completo de las heridas por ulceración pero finalmente, Tolstoi consiguió la completa recuperación y cicatrización de las heridas, recuperando de nuevo su calidad de vida, pudiendo saltar y correr sin ninguna limitación.